Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



viernes, 26 de diciembre de 2014

19/12/2014 – Els Trulls

Un compromiso en Barcelona y luego un viaje a Inglaterra me impiden salir. Carles y Pep dedicaron las dos semanas a hacer unas salidas altamente académicas por algunas casas del valle de Bastareny: El Puig y Murcarols. Igual que las familias reales, Pep está preparando a su sucesor.

De hecho, 15 minutos después de aterrizar en Heathrow el 12 de diciembre, cayó el ordenador que controlaba el tráfico aéreo en el sur de Inglaterra, desatando el caos, y se suspendieron todos los vuelos de salida y entrada de varios aeropuertos. A pesar de las insinuaciones de Pep cuando hablé con él a la vuelta, me cuesta pensar que yo tuve algo que ver.

En el Mikado, Pep me propone continuar repasando el valle del Bastareny y concretamente, me propone la casa dels Trulls. Fuimos allí hace muchos años, antes de que se nos uniera Carles, cuando recibimos una remesa de unos 50 mapas de 1:5000 del Parque de Cadí-Moixeró, todos en blanco.

Es un pequeño valle que sube hacia el norte desde la pista que va al nuevo Centre de Natura y que antes era Cal Cerdanyola y al final del camino, justo en el límite de donde tocaba el sol en invierno, había los restos de una casa muy pobre.

Dejamos el coche en la pista, delante de la entrada del valle dels Trulls. Cruzamos el canal que lleva agua a la pequeña central eléctrica de Bagà y el valle se estrecha. El camino de la casa muestra interferencias por un surco profundo creado por el arrastre de troncos. Pep no para de estornudar. “Los estornudos son uno de los primeros síntomas de la peste bubónica”, le digo. “No tendrás unas ronchas circulares en la piel, ¿verdad?”, pregunto nerviosamente, alejándome un par de metros.

El canal de la central eléctrica de Bagà

Seguimos subiendo por la sombra, buscando la línea del sol donde estará la casa. El silencio es casi total, sólo interrumpido por los estornudos de Pep. Los temporales de viento han hecho caer árboles sobre el camino y nos obligan a arrastrarnos como cucarachas bajo los troncos. Ya no tengo edad para esto, pienso. El camino se aleja momentáneamente del barranco y en una curva, vemos un camino que marcha hacia el SE. Cuando hicimos este camino hace unos 12 años, este camino no lo vimos. ¿Qué pasó? ¿Caminábamos con los ojos cerrados? ¿O son los cazadores que han abierto un nuevo camino que no se podía ver entonces? Lo reservamos para la vuelta.

Llegamos a la casa. Hay un pequeño edificio a la izquierda del camino que ya conocíamos. Pero, explorando un poco más, hay los restos de la casa principal a la derecha, que no conocíamos. Es la segunda novedad de hoy. Tiene una forma muy curiosa, como un pequeño castillo. Pep dice que el dibujo podría tener un origen medieval. La ilusión que le ha producido este hallazgo ha parado los estornudos en seco.

Los restos de la casa dels Trulls

Con el nuevo afán de exhaustividad, Pep nos hace subir sin camino para marcar el límite de los campos. Las terrazas se dividen por unas paredes imponentes que sugieren una presencia estable durante unas cuantas generaciones en este valle perdido. Seguimos subiendo, ya con pleno sol y temperaturas suaves, hasta el Coll dels Trulls, donde comemos.

 Una bañera de jabalís en el Coll dels Trulls, ¿creada por los cazadores?


Y la vista desde el Coll, con el pueblo de Guardiola en el valle y los campos de Sant Julià de Cerdanyola arriba

En el descenso, entramos en el camino nuevo que vimos en la subida. Su categoría es innegable y apunta directamente al Pont de Sant Joan con una pendiente suave pero constante. Sería el camino que usaba la gente de la casa para ir a Bagà.

El camino entra en una pista secundaria, donde su trazado se pierde. Decidimos dar por terminada la salida y bajamos la pista hasta entrar en la pista principal donde está aparcado el coche.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,6 km; 435 metros de desnivel acumulado.

jueves, 25 de diciembre de 2014

Tracks

Cada tanto tiempo, alguien me escribe pidiendo un track. Y le tengo que decir que no puede ser. Así que al final, he decidido escribir una entrada sobre el tema.

Es cierto que grabamos cada salida en el GPS pero es un trazado caótico, como la legendaria araña que se pone a caminar sobre una hoja de papel después de caer en un tintero, y no apto para mostrar al público. Y me sabría muy mal que alguien me dijera que se perdió por culpa de un track mío.

Tampoco es el típico blog excursionista con propuestas de rutas; es una crónica escrita para nosotros mismos y nuestros futuros nietos en la que, de paso, intento mostrar los muchos atractivos que tiene nuestra comarca.

Cuando hay caminos señalizados, sí que soy bastante explícito. También indico el mapa Alpina correspondiente a cada salida y con una lectura atenta, es posible seguir nuestros pasos en el mapa y, si tenéis ganas de descubrir, sobre el terreno.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

21/11/2014 – El Torrente de Fumanya

Desde la última vez que salimos, el gobierno español ha optado por intensificar la vía legal y ha soltado a los fiscales. Ante la reticencia de los fiscales catalanes, la pelota ha pasado a la Fiscalía del Estado, que ha decidido querellarse contra el Presidente, la Vicepresidenta y la Consejera de Educación por cuatro delitos. No entiendo por qué el PSOE quiere hacernos creer que la solución está en reformar la Constitución para permitir un estado federal si ni el PP ni una parte importante de las propias filas socialistas lo consentirán jamás. Pero bueno, que continúen. Lo que están haciendo por la independencia de Cataluña no tiene precio.

En el Mikado, recuerdo a Pep que hoy podría ser el último día de temperaturas suaves antes de entrar en el invierno y, por lo tanto, la última oportunidad para mirar esos caminos que dejamos en la Baga de Fígols hace dos semanas. “No debería presentar complicaciones”, expongo. “Allí en el cruce debajo del Grau de l’Albiol, sólo había dos caminos. Igual nos da tiempo para mirar los otros dos más arriba”.

Dejamos el coche en la pista de acceso desde la carretera a la Carrerada – la pista de acceso principal a la Baga – que pasa debajo del cementerio de Fumanya. Salgo del coche. Aquí, de momento, de temperaturas suaves, nada. Josep Mª se frotaría las manos aquí. Miro el paisaje gélido donde todavía no ha llegado el sol y me arrepiento de haber propuesto venir aquí. Vemos un camino en la dirección contraria, hacia Fumanya, y lo seguimos. Muere al poco rato en unas pletas (ver Glosario) donde se debían guardar las ovejas antes de subirlas a los prados. Al lado, encontramos otro camino que debe ser el antiguo desde Fumanya hasta la Carrerada y lo seguimos hasta el cementerio.

Al ver esta perspectiva poco amable, deseaba haber mantenido la boca cerrada en el Mikado

Salimos al sol y me cubro los ojos ante el resplandor repentino. “Tranquilo, Steve”, me dice Pep, malinterpretando mi gesto. “Ahora bajamos y no volverás a ver el sol en todo el día”. Bajamos y cruzamos el torrente pero en esta media hora, el sol ha tenido tiempo para calentar el aire y ya no se ve la escarcha.

Pasamos por una ‘trumfera’ (ver Glosario) bastante bien conservada, al lado del torrente. No vemos ninguna continuación del camino y subimos sin camino hasta la pista de la Carrerada.

Volvemos a ver las conocidas marcas azules y en la zona indicada en el mapa como Sentiescos, tomamos una pista secundaria. Bajando esta pista, surge una primera complicación – un camino que marcha a la izquierda, hacia donde está el coche. Lo anotamos para la vuelta y continuamos. La pista acaba en un curioso ‘grau’ y continúa como camino con bastante pendiente, hasta llegar al cruce del otro día.

El 'grau'. A la izquierda se ven las piedras colocadas para sustentar el camino

Giramos a la izquierda y cruzamos el torrente hacia el norte. Entramos en un camino transversal. Dejamos la bifurcación a la izquierda para después y seguimos a la derecha, todavía con las marcas azules. Es un camino antiguo, empedrado en algunos puntos. Vamos dejando caminos que marchan a la izquierda. Está claro que no vamos a salir de este barranco en todo el día.

Una de las pocas vistas largas del día, encima del Torrente de Fumanya, con el Subrepuny detrás

Volvemos a salir al sol. El camino entra en una antigua explotación a cielo abierto y se convierte en una pista que conecta con Cal Casanova y, se supone, con Fígols. Aquí damos media vuelta.

Antes de volver a las sombras, comemos y después miramos los muchos caminos que hemos ido dejando, casi todos antiguos caminos forestales para bajar troncos. Sigue un continuo subir y bajar caminos mientras lentamente retrocedemos hacia el primer ‘grau’ de esta mañana y el primer camino a la izquierda que dejamos.

Prueba irrefutable del uso forestal del camino. La marca producida por el roce de troncos

Un último camino con marcas azules antes del ‘grau’ se muere a los pocos metros pero las marcas continúan cuesta arriba. Por fin, se nos hace la luz. Los cazadores han ido marcando redes de caminos en su coto. Llegamos a una haya en medio de la cuesta con unas piedras puestas a modo de asiento, unas iniciales y unas fechas. Nos hacemos la película: aquí venía un tal JPS cada año, fiel a su puesto y en el tedio de la larga espera, grababa la fecha en el árbol. Pero, sabiendo la media de edad de los cazadores de jabalís, llegó un día en que ya no se veía capaz de subir esas cuestas y dejó de acudir a su puesto de vigilancia.

El puesto del cazador, perdido en el bosque

Volvemos al ‘grau’ con pensamientos lúgubres sobre la linealidad del tiempo y ya un poco cansados de estar subiendo y bajando continuamente, como Sísifo, la misma cuesta sin vistas. Entramos en el último camino. Tiene buena pinta. Nos lleva al torrente, un poco más corriente arriba. Lo cruzamos y entramos en otro camino transversal. ¿Esto no va a acabar nunca?, nos preguntamos. Giramos resignados a la derecha, alejándonos del coche. Llega a una pista para las torres eléctricas y allí lo dejamos, aparentemente apuntando hacia la casa de Cal Xacó.

Aguas cristalinas antes de llegar a la trumfera

Damos la vuelta y seguimos la otra rama del camino transversal. Nos lleva otra vez al lecho del torrente pero unos pasos cortados en la roca permiten remontarlo hasta la ‘trumfera’ de esta mañana. Así que al final, sí que había un camino. Llegamos al coche con la seguridad de no haber dejado ningún camino sin seguir, reconstruyendo en el GPS una red compleja que antiguamente debía conectar las casas entre Fígols y Fumanya con los bosques de la umbría. “Hoy, tendrías que ser feliz”, le digo a Pep en el viaje de vuelta a casa. “Más exhaustivo imposible”.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,4 km; 490 metros de desnivel acumulado.