Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 14 de julio de 2016

20/5/2106 – Llinars (El Castillo del Grau)

La semana siguiente fui a Inglaterra y Carles y Pep hicieron una última salida a la Riera de Merlès, recorriendo el camino de la Minuta desde el puente de Montclús hasta el castillo de Llucà. “Muchos kilómetros de pista”, me dirá Carles después.

Ha llegado el momento de cambiar de sitio. “Que decida Carles”, me dijo Pep por teléfono. Llamo a Carles. “¿Dónde quieres ir?”, le pregunto. “Conozco muy poco la zona de Llinars y Castellar del Riu”, me dice, después de pensarlo unos minutos. Llamo a Pep: “Me dice Llinars y Castellar del Riu”. “Muy bien. Así repasamos,” me contesta Pep.

Hace bastantes años, antes de empezar el blog, hicimos un repaso de la zona de Llinars, incluyendo el valle que separa las casas de La Corba y Matamala, por un lado, y las de Cal Valentí y Can Garrigas, por otro lado. Es una zona bastante agreste pero en aquella ocasión, tuvimos la sensación de haberle hecho un buen repaso y que quedaba poco más por hacer.

Aparcamos al lado de la iglesia de Sant Iscle. Hace tiempo que no venimos aquí y hay un cambio que se ve enseguida y que domina todo el valle: una cantera de yeso que ha convertido los campos debajo de la casa de Balcells en una importante explotación a cielo abierto. Los del camping deben estar encantados.

La iglesia de Sant Iscle

Desde la iglesia, tomamos la pista que va hacia la casa de La Grau, pasando por el Coll de Cabramorta. Con las lluvias recientes, está todo muy verde (quitando la cantera) y aún no hace mucho calor. Así da gusto caminar por la montaña.

Al situarnos bajo la casa de La Grau, vemos un camino que sube en diagonal y lo seguimos. Es un camino nuevo para nosotros y nos deja justo en el collado al lado de la casa y vemos su continuación que baja al otro lado. “Tantos años viniendo aquí”, lamenta Pep. “Lo teníamos delante de los ojos y no lo hemos sabido ver hasta hoy”.

No seguimos la continuación; nos apartaría demasiado de la ruta que Pep tenía planeada pero, para proseguir la educación de Carles, visitamos los restos del castillo medieval, que ocupaba el pequeño promontorio delante de la casa y, cuando no estaban los árboles, permitiría dominar toda la zona con la vista.

Lo que queda del castillo del Grau

Dejando un camino tenue que tampoco habíamos visto antes, continuamos por el camino que nos lleva a la Palanca de Sant Lleir, un paso que permite cruzar el Aigua de la Corba y que sería uno de los caminos para ir a Matamala. Nos desviamos para ir a Cal Verge, una cueva aprovechada para hacer una pequeña vivienda debajo del camino que arranca desde la Palanca de Sant Lleir para bajar hacia la casa de La Ribera. Ocupa una pequeña repisa con un precipicio a 10 metros de las paredes de la casa. La vista sería espectacular si no fuera por los árboles que obstruyen todo.

Cal Verge

Volvemos atrás e intentamos conectar con el camino que sube a Matamala. No lo encontramos. Un camino aparentemente surgido de la nada muere en una carbonera y volvemos a subir sin camino hasta llegar a la pista. Giramos a la izquierda para buscar el fondo del valle del Aigua de la Corba. Desde aquí sale un camino que recorre una faja de tierra por el lado norte del valle, saliendo en la pista debajo de la casa de Cal Valentí. Tras unos primeros momentos de confusión por no encontrar la entrada del camino, tapada por un pequeño corrimiento de tierras, cruzamos la riera y entramos en la estrecha faja que recorre la roca en ligero ascenso. Es tenue pero se sigue bien. ¡Qué recuerdos me trae de tiempos pasados cuando éramos jóvenes y guapos y muchos mapas todavía estaban en blanco!

Justo antes de entrar en la pista, vemos un camino que baja a la izquierda y que tampoco conocíamos. ¿Pero estábamos ciegos hace 10 años? Está claro que esta zona no la tenemos tan resuelta como pensábamos. Comemos cerca de la pista, a la sombra de unos árboles, que el sol ya pica.

Pep no me deja explorar este camino nuevo sino que baja por el otro lado de la cresta para mostrar a Carles la vía de tren que se hizo para bajar los troncos de los bosques de Catllarí hasta un aserradero en la carretera actual de Sant Llorenç de Morunys. Esta vía va hacia el final de la cresta pero antes de llegar, se supone por un error de cálculo, hace un zigzag con unas curvas muy cerradas hasta salir a la construcción donde había un teleférico. Todavía me cuesta pensar cómo consiguieron maniobrar los vagones con esos troncos enormes por las curvas. Y la bronca que le habría tocado al ingeniero responsable del error debe haber sido tremenda.

 La estructura del teleférico

Y la vista con la nueva cantera. Abajo, la iglesia de Sant Iscle y Busa detrás

Una vez inspeccionado el edificio del teleférico, intentando no mirar la caída de 200 metros limpios a mi derecha, retrocedemos y luego bajamos sin camino hasta empalmar con la pista encima de la casa de La Grau. Media hora después, estamos en el coche.


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 8,3 km; 380 metros de desnivel acumulado.

No hay comentarios: