Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 27 de marzo de 2010

26/3/2010 - El valle de la Portella - 4ª parte - Desde Campdeparets

Continuamos nuestro repaso del valle de la Portella. Esta vez, queríamos prolongar nuestra ruta más hacia el oeste. Volvemos a dejar el coche en el Coll de la Baumeta y tomamos la pista que va hacia la casa de Campdeparets. Aún queda un trozo del camino antiguo, que seguimos. Campdeparets es una gran casa que se remonta al siglo XVI y se ha restaurado respetando la disposición original. Forma un grupo compacto de edificios con los huecos cerrados por un muro protector, para proteger la casa contra los bandoleros.


Campdeparets

Continuamos hacia el oeste por la cresta. Justo después de la casa, un horno de tejas. Campos y más campos. Abajo, las ruinas de una casa. Pep desconoce su nombre; no ha visto ningún documento que la mencione y no sale en ningún mapa pero ahí está. Pep sitúa su construcción en el siglo XV o XVI.

Giramos con la pista hacia la cara norte. Seguimos el recorrido de lo que las Minutas ponen como el camino de Olván a la Portella. En un collado, el camino deja la pista y marcha por una cresta hacia el norte. Al final de la misma cresta, el Alpina (ver Glosario) marca una casa con el nombre de La Selva. En un collado, el camino baja hacia la derecha pero nosotros continuamos por la cresta por una senda de cazadores hasta llegar a lo que queda de la casa: un poco de pared. Pep certifica su factura medieval.


Los tres "cazacaminos": No hay camino que se nos resista

Comemos. Pep se tiene que marchar; tiene una reunión MUY IMPORTANTE en Berga. Volvemos al collado para recuperar el camino de la Minuta donde, tras una emotiva despedida, nos separamos. Los tres que quedamos bajamos por el camino (muy tapado) hasta llegar a la pista. Seguimos hacia la Portella. Marchan caminos por la derecha hacia arriba que tendrán que quedar para otro día. Cerca de la Riera de la Portella, el Alpina marca otra casa, l’Artigassa, pero en ese punto, lo que se ve se parece sospechosamente a un afloramiento de roca. Hmmm ….

En un cruce de pistas, se marcha nuevamente el camino de la Minuta hacia la riera. Carles ve unos agujeros redondos en la roca de la ribera que indican una presa medieval. Al otro lado de la riera, justo debajo de una pista, hay una balsa de piedra, un camino y lo que parece ser un canal cortado en la roca para bajar a la riera pero ningún edificio. Lo tendrá que ver Pep.

Continuamos por el camino hasta que cruce la riera, a medio kilómetro del monasterio. Volvemos atrás para subir a Cal Calcinaire. Muchos campos … demasiados para una sola casa pero no vemos ninguna estructura en nuestra subida. Desde Cal Calcinaire, subimos una pista de desembosque hacia el camino de la Xarxa Lenta desde Solanelles. Hasta hace no tanto tiempo era un camino – el camino de Cal Calcinaire al Coll de la Baumeta – con su gracia y su antigüedad, adaptado al terreno. Hoy, es una carretera fangosa, cortada con profundas taludes, que sube en línea recta al collado. Cada año nos duele constatar la desaparición de algún camino histórico, destruido para sacar troncos o permitir el paso de algún hipotético camión de bomberos.

Desde Solanelles, son 15 minutos más de subida hasta el coche. Un último regalo: un quebrantahuesos que planea 15 metros por encima nuestro. Nunca los había visto tan al sur.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 12,6 km; 420 metros de desnivel acumulado.

19/03/2010 - El valle de la Portella - 3ª parte - Algunos molinos

Esta semana no fui a caminar. Estaba en Inglaterra. Pep y Carles sí que fueron. Dejando el coche en el Monasterio de la Portella, recorrieron el valle desde Corrúbies hasta el Coll de Gavatx. A destacar: localización de los molinos de Cal Moliner y Corrúbies, la casa medieval de Camp Teiós y la casa de Porxos. También buscaron caminos de enlace.

Yo también salí a caminar con mi hermana y su compañero pero, claro, el paisaje era muy distinto.


El río Tamesis cerca de Wallingford

jueves, 11 de marzo de 2010

05/03/2010 – El valle de la Portella - 2ª parte - El castillo de la Portella y caminos de Cal Moliner

Quedaron unos cuantos cabos sueltos la semana pasada, así que volvemos a dejar el coche en el Coll de la Baumeta, dispuestos a matar colitas y luego avanzar hacia el Santuario de La Quar. Pero primero había que ocuparse de la educación de Carles y ponemos rumbo al Serrat de Sant Isidre. Se trata de un pequeño llano con una pequeña ermita del siglo XVIII y unas vistas impresionantes, dominando el valle de la Portella al norte y todo el Baix Berguedà al sur y oeste.


Vista desde Sant Isidre, mirando hacia el oeste, con Olván, Gironella y Casserres


Aquí tengo que hacer un pequeño inciso. En 1935, un cura publica una historia del Monasterio de la Portella y su valle y habla del castillo que tenían los nobles de la Portella. Dice que la gente del país lo sitúa precisamente en ese llano pero él lo descarta como demasiado lejos, basándose en unas preposiciones de latín utilizadas en dos documentos del siglo XI para describir la situación del Monasterio respecto al castillo: “prope” (cerca) y “subtus” (bajo). Por lo tanto, él lo sitúa en unos montículos que hay detrás del Monasterio pero resulta que allí no hay nada. Conclusión de los historiadores: el castillo se ha perdido y nadie sabe donde está.

Henos entonces subiendo la colina hacia la ermita, y aquí resumo la clase magistral que Pep dio a Carles: a) el último tramo del camino que sube a la cima se parece mucho a los caminos que suben a castillos y hay un montón de piedras sospechosas (el castillo fue destruido en el siglo XIV a raíz de unas disputas con el Rey); b) arriba se ven unas líneas elevadas que se parecen mucho al dibujo de los cimientos de un edificio; y c) si uno se asoma por el lado sur se ven unas piedras talladas de aspecto medieval que habrían formado un muro de contención en la base de la roca. Por lo tanto, parecería que los habitantes locales tenían razón.


Bajamos contagiados por el fervor científico de Pep y nos encaminamos hacia La Fageda para acabar los caminos que se tuvieron que dejar el otro día. Bajamos una áspera cuesta y volvemos a entrar en los torrentes: más carboneras y colitas que mueren. Todo tiene pinta de ser lo que nosotros llamamos una salida ‘académica’ (ver glosario). Emergemos en el Collet de Sarriola, a medio camino entre el Coll de la Baumeta y la casa de Cal Moliner, donde comemos.



Flor de avellano. ¿Señal del final del invierno? Nuestras esperanzas quedarían truncadas con la gran nevada del 8 de marzo


Pep menciona que su contacto en Can Pou (ver la salida del 5 de febrero), que en paz descanse, habló de una casa llamada Cal Tico. Estaba a pie de la carretera que va al Monasterio, debajo del Santuario de La Quar. La buscó hace años, cuando aún le faltaba experiencia, pero no la encontró. Miramos el horizonte donde hay un diminuto punto blanco que es el Santuario. Por la ciencia, lo que haga falta, decimos Carles y yo al unísono.

Emprendemos la pista al Coll de la Creu de Jovell y al cruzar un torrente vemos una fuente y un camino muy claro que sube. Estamos justo debajo del Coll de Cal Tinyós, que es por donde pasa el ‘camí ral’ que viene de La Quar. Lo dejamos para el final y poco después vemos su continuación de bajada, que seguimos. Salimos a una pista frente a Cal Moliner, una casa arreglada con mucho cariño. Giramos a la izquierda y vemos un par de caminos que salen de la pista, incluyendo uno importante que sin duda bajaba al molino de Cal Moliner. Damos media vuelta y emprendemos un camino al Coll de Canes que dejamos, cruzando una extensa zona de cultivo abandonada para llegar a la carretera del Monasterio. Allí vemos los pocos restos de la casa de Cal Tico, arrasada por la carretera, y detrás, un camino que lleva a los campos que cultivaba y que ocupaban toda una hondonada.





Vista hacia el oeste, con Cal Calcinaire y detrás, Berga y la Sierra de Queralt

Cumplida nuestra misión, damos media vuelta y nos plantamos en el camino que sube al Coll de Cal Tinyós que habíamos visto antes. Su antigüedad es evidente y sube por el torrente, con el agua al lado o incluso bajando por el mismo camino en algunos tramos, hasta salir debajo del ‘camí ral’. Tomamos un camino de flanqueo a la fuente de La Fageda y de allí al coche. Ha sido un día muy largo.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 15,3 km; 600 metros de desnivel acumulado.

martes, 2 de marzo de 2010

26/02/2010 - El Valle de la Portella - 1ª parte - El Monasterio





Los dos últimos viernes, no salí, básicamente por inclemencias meteorológicas. Decidimos dejar la Riera de Merlès y desplazarnos hacia el oeste, a la umbría del Valle de la Portella. Es una zona que hemos mirado poco; estuvo en el límite de la zona quemada por los terribles incendios de 1994 y, para sacar la madera quemada, se abrieron muchas pistas, algunas sobre caminos antiguos.


Vista desde el Coll de la Baumeta, con el Santuario de La Quar en medio término y las montañas del Ripollès detrás.

Dejamos el coche en el Coll de la Baumeta, uno de los pasos de Sant Maurici de La Quar hacia La Portella. Al poco rato de caminar por la pista, sale el camino antiguo al Monasterio, ahora señalizado como parte de la Xarxa Lenta. A media bajada, pasa al lado de la casa de Solanelles. Nos desviamos para hacerle la ficha. Queda poco de la casa, que debía ser bastante pobre, aprovechando un poco de tierra donde tocaba más el sol.

Desde el collado por donde pasa la pista, cerca de la casa, sube un camino que debía ser el camino de Solanelles a Campdeparets. Las zarzas, crecidas tras el incendio, dificultan nuestro avance. A Josep Maria se le nota incómodo; no le gustan las zarzas. De nada sirve explicarle que también son criaturas de Dios y que las debemos querer igual que las demás.

El camino sale a la pista de Campdeparets y damos media vuelta. Volvemos a la casa de Solanelles y continuamos por el camino al Monasterio. Nos desviamos a la casa de Cal Calcinaire, actualmente habitada, por pistas nuevas que han aniquilado caminos y bajamos a la Riera de la Portella. Allí está el Molino de la Portella, queda algún agujero de la presa medieval. Desde la balsa, un pozo perfora la roca hacia el obrador, también ahuecado en la roca. Un monumento a la ingeniería rural que valdría la pena limpiar y mostrar.


Monasterio de La Portella

Para comer, subimos al Monasterio de La Portella, joya del Románico y sede de la Universidad de Cervera durante la Primera Guerra Carlista. Aquí hubo una próspera comunidad monástica en la Edad Media, con un nuevo resurgimiento en el siglo XVI.
Para volver, tomamos la pista a la casa de La Fageda con la idea de mirar algunas colitas. La segunda colita es la buena; entramos en un pequeño torrente. Se empiezan a ver carboneras hasta llegar a la última en un lomo despejado y el camino se pierde. Miramos a la izquierda, hacia el torrente: allí no hay nada, dice Pep, y subimos como podemos al camino de Solanelles. Ya es la tercera vez.

Salimos nuevamente a la pista y veo un camino y el reflejo del agua; es la fuente de Solanelles. El camino continúa bajando, enlazando carboneras hasta salir al mismo lomo, ¡desde la izquierda! Volvemos a la fuente y continuamos por otro camino. Hemos encontrado un hilo y, a medida que vamos tirando de él, van saliendo caminos y más caminos. Bajamos por otra cresta y subimos otro torrente. La misma historia: carboneras y más caminos que quedarán para otro día. Salimos a la pista de La Fageda. De la casa, sólo queda el nombre y alguna piedra y teja; la pista se la llevó por delante. Visitamos la fuente, muy abundante, y de vuelta al coche.


Vista desde La Fageda: abajo, el Monasterio con la Sierra de Picancel detrás y, en el fondo, los primeros contrafuertes del Catllarás

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,3 km; 530 metros de desnivel acumulado.