Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 18 de octubre de 2014

3/10/2014 – El camí del mig

Es viernes otra vez y, durante esta semana, los presidentes Mas y Rajoy han jugado al gato y ratón sobre la famosa consulta del 9N. Si algún día, Cataluña es independiente, los libros de historia del futuro sin duda contarán que la desafección masiva de la población catalana no habría sido tan masiva sin la ayuda inestimable de los políticos españoles en general y de la cúpula del PP en particular.

Pero nosotros no podemos esperar el desenlace. Aún nos quedan caminos en Gòsol. Primero dejamos el coche en el cementerio y buscamos el camino que bajaba a la fábrica de mantas. Luego subimos el camino a la antigua iglesia de Santa Maria. Pep nos explica que la nave es anterior a la torre y que además la torre había sido habitada. Incluso se ve el hollín dejado por una antigua chimenea.

 Parte de la iglesia y la torre

Una bonita vista desde el interior de la iglesia

Volvemos a subir al coche, dejándolo en el cruce con el llamado por nosotros “camí del mig”. Carles saca un mapa del libro de C.A. Torras sobre el Cardener, en el que describe unos itinerarios en Gòsol. En ese mapa, se ve una ruta que sale de Gòsol y sube hasta el Cap d’Urdet. El trazado sólo puede pasar por un sitio: el camino tan bonito que bajamos la semana pasada y la continuación hasta Gòsol podría ser nuestro “camí del mig”.

Una de les vistas desde la torre, con la sombra de Pedraforca en el sol de la mañana. Abajo, las ruinas del antiguo pueblo

Eso es lo nos proponemos confirmar ahora. Con mayor o menor fortuna, seguimos el camino desde la pista del Coll de Mola. Finalmente, lo tenemos que dejar a menos de 50 metros de donde lo dejamos el otro día, el paso cerrado por una barrera infranqueable de vegetación. Pero no sin ver una marca azul de una antigua caminada y que confirmaría la categoría de este camino. “Es que somos muy buenos”, dice Carles. “No se nos escapa nada”, coincide Pep. “Pero sin tener esos mapas antiguos y pasar los caminos al GPS, nunca habríamos visto esos caminos”, matizo.

Volvemos al coche y subimos la pista hasta aparcarlo cerca del camino bonito y que ahora sabemos que es la continuación de nuestro “camí del mig”. Caminamos por la pista hacia la Font de les Abeurades, que ahora, es de suponer, se hizo encima del camino. El sol se esconde detrás de las nubes y empieza a hacer frío. Estamos a 1.800 metros y nos ponemos los jerseys. Luego vuelve a salir el sol y los tenemos que quitar. Se vuelve a esconder y nos tenemos que abrigar otra vez. “Es el problema de estas estaciones entre tiempo”, pienso. “Nunca sabes qué ponerte”.

Font de les Abeurades

Pasamos la fuente. El Alpina marca un camino que baja a la Bauma del Grauet. “Podríamos bajar este camino y volver a subir por el barranco que subimos la semana pasada para volver al coche”, propone Pep. A mí no me apetece nada su plan. Subirlo una vez fue suficiente y así se lo hago saber. “Además”, continuo, “como tú no te cansas de decirnos, hay que tener en cuenta las opiniones de las minorías y lo mismo que vale para España respecto a Cataluña, también vale para vosotros respecto a mí”. Mi argumentación debe haberle impresionado porque pasamos media hora en silencio, antes de pararnos para comer.

“Me sacrificaré”, nos dice Pep teatralmente mientras comemos. “Tú bajarás el camino del Alpina con Carles para hacer el track y yo volveré al coche y nos veremos en la Borda del Tinent”. Le felicito: “Eso sí que es democracia”.

Nos dividimos y Carles y yo bajamos por una pista secundaria que nos tiene que llevar al camino de descenso. Pero el camino no está ni parece que estuvo nunca. En su lugar, hay unas pistas de desembosque asquerosas, de pendiente fuerte, auténticas heridas de tierra y rocas arrancadas, sólo aptas para vehículos con orugas. Por fin, encontramos un camino, también forestal pero hecho antes de que hubiera vehículos y lo seguimos, recogiendo ‘rovellons’ o níscalos en castellano. (Más tarde, Pep me contará que ese camino sale en el mapa excursionista de 1922 para bajar madera.) Salimos en una pista a unos 300 metros al SE de la Balma del Grauet. Definitivamente, no es el camino del Alpina. Ahora sólo nos queda bajar hasta encontrar el coche de Pep.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 12,1 km; 390 metros de desnivel acumulado.

26/9/2014 – Torrentsenta

Hoy viene Carles y podemos volver a Gòsol. Carles ha bajado a su GPS desde el mapa excursionista de 1922 una serie de caminos que pasan debajo de la Ermita de Santa Margarida a distintos niveles, irradiando desde Gòsol como los rayos de un sol y muriendo cerca de barracas o corrales. Pero esto sería para la vuelta.

Primero Pep quería seguir un camino de la Minuta que sube encima del Forat de Torrentsenta y acaba a media altura con la leyenda “se pierde”. Y para eso, hay que pasar por la Borda del Tinent.

El Forat de Torrentsenta. En la pared de roca a la derecha, hay una mina tapiada

Dejamos el coche en la pista del Coll de Mola, poco antes de la bifurcación a Torrentsenta. Caminamos hacia Torrentsenta, pasando por el área recreativa, donde ahora hay una caseta con unos plafones explicativos. Desde aquí, un poste indica un camino hacia la Font de les Abeurades pero se desecha por inventado. También en la pista hay otro plafón en varios idiomas que explica cosas de Picasso y la Borda del Tinent. Por deformación profesional, leo la traducción inglesa y veo que Tinent lo han traducido como el rango militar. El traductor era inglés nativo, de eso no hay duda, pero se le escapó que ‘Tinent’ también significa una persona que posee muchas tierras y puso en su lugar un disparate.

 La nueva caseta del área recreativa

Y la fuente, a pie de pista

“El contexto lo es todo”, pienso mientras me reúno con los otros dos. Pasamos por la Font de Torrentsenta, visitando antes la entrada tapiada de una antigua mina, y subimos hacia la Borda de Tinent. Yo me separo de los otros dos y cuando nos volvemos a juntar, me dicen que se encontraron con dos buscadores de setas. “Pero sólo tenían setas de 2ª o 3ª categoría”, dice Pep. Y es que aquí, con tantas pistas forestales, seguro que todo ha sido revisado a fondo varias veces.

La Borda del Tinent. Aquí se ve la casa moderna. Las ruinas del corral antiguo están a la izquierda

Continuamos hacia nuestro camino, llegando a la Bauma del Grauet. Aquí la pista debía haberse cargado al ‘grau’ pero vemos que marcha un camino encima de la pista y decidimos seguirlo. Debía ser el camino antiguo y, al cabo de unos 700 metros, vuelve a entrar en la pista. Es una pista que ha sido cortada en la roca pero ha tenido tiempo para naturalizarse y es bastante atractiva. 

Una seta llamada 'lengua de gato'. Se come cruda con ensaladas

Subimos paralelo al Torrent Forcat con la vista de una pared vertical de unos 50 metros de alto al otro lado del barranco. La pista buena acaba en la unión de dos barrancos y sigue una pista medio borrada de desembosque. Mientras subimos, Pep cuenta que hace muchos años, subió toda esta pista con nieve e incluso asustó a un urogallo.

 La Bauma del Grauet, con Pedraforca detrás

La pista naturalizada que sube el valle desde la Bauma del Grauet

Salimos a la pista moderna que va a la Font de les Abeurades y giramos a la derecha para volver a Gòsol. Después de comer, continuamos por la pista. De repente, Carles se para y mira a la derecha. Allí, un poco más abajo, se ve claramente el perfil de un camino. Bajamos la talud y lo seguimos; sería el camino antiguo que subía a la fuente pero lleno de ramas de talas pasadas y rocas tiradas abajo al hacer la pista. “¿No es espectacular? ¿No es maravilloso?”, me pregunta Pep. “No”, contesto. “Está lleno de basura”. Pep mira a Carles con exasperación: “Yo no salgo más con este tío”, exclama. “No valora lo que hacemos”. “Todos tenemos derecho a opinar”, pienso, mientras peleo con las ramas.

Retrato de la desesperación. Un grupo de Erebias pelea por extraer alimento de una de las pocas flores que aún quedan por aquí

Salimos a una pista secundaria y, al final de esta pista, vuelve a continuar el camino, esta vez señalizado, limpio y anunciado por un letrero que dice “Vall de Gòsol”. Entra en el bosque y se desvanece la mala impresión que había tenido al principio. Está marcado en el Alpina y el topónimo es Obac dels Reguerons. Me paro para tomar fotos y cuando reanudo la marcha, Pep y Carles están parados, recogiendo ‘camagrocs’, que crecen con abundancia aquí.

 La entrada del camino

Un pequeño bosque de 'camagrocs'

Por fin salimos del bosque. El camino señalizado baja una cuesta hacia Torrentsenta. Es el tramo inventado que vimos abajo en el área recreativa. Dejamos el camino, buscando barracas y corrales. Encontramos restos de los caminos radiales que tenía Carles en su GPS del mapa de 1922. En estos 100 años, el dibujo de los caminos ha cambiado mucho. Las nuevas pistas se han encargado de hacer que los antiguos caminos se olviden y que se vuelvan prácticamente invisibles.

Uno de los corrales que localizamos bajo la ermita de Santa Margarida

A fuerza de subir y bajar, logramos recomponer este dibujo y sólo nos queda uno, que apodamos el “camí del mig”. Volviendo al coche por la pista del Coll de Mola, vemos donde cruza la pista pero ya no hay tiempo. Lo tendremos que dejar para otro día.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13 km; 475 metros de desnivel acumulado.

lunes, 6 de octubre de 2014

19/9/2014 – El Valle de l’Albiol

Llegamos al Mikado con el “No” de Escocia. Era un poco de esperar y supongo que los indecisos optaron por confiar en las promesas de mayor autonomía ofrecidas por los políticos de Londres. Aquí en Cataluña tenemos una amplia experiencia en promesas incumplidas. Ya se verá.

A lo nuestro … Íbamos a volver a Gòsol a buscar barracas encima de Torrentsenta pero Carles no puede venir y él es quien tiene grabados los tracks de los mapas antiguos.

Mirando los mapas hace unos días, me había dado cuenta que había un hueco bastante extenso en blanco en la zona de la Baga del Collet, un valle que va hacia el SE desde los pisos del Collet. Tendría que haber al menos los caminos de los carboneros, pensaba. Hace bastantes años, había subido un camino desde la Font de la Baga hasta una artiga (ver Glosario) llamada El Replà. En aquel tiempo, me parecía un camino importante y quería ver si todavía era así.

 Una perspectiva llamativa de Pedraforca desde la Creu del Terme

Y el Forcat, con Penyes Altes detrás

Dejamos el coche en el pueblo de Sant Julià de Cerdanyola y subimos hasta el Cap del Rec, donde llegué con Josep Mª en nuestra salida del 7/10/2012. Constato que la nueva pista para llegar a los bancos no ha perdido nada de su encanto. Bajamos el camino hacia el fondo del Valle de l’Albiol. Es un camino de mucha categoría, empedrado en algunos tramos, cuya finalidad parece ser la de acceder a los campos en la cuesta y en el fondo. Ahora tiene las marcas amarillas y blancas del PR que hace el perímetro del municipio.

El camino de bajada al Torrent de l'Albiol

Llegamos a la Font de la Baga e iniciamos la subida hacia el Replà. Con la experiencia adquirida en estos años, ahora se ve claramente que es un camino de arrastre de troncos. Es demasiado recto, demasiado empinado, y le falta categoría. Vemos una densa población de ‘camagrocs’ (o trompetas amarillas en castellano) que reservamos para la bajada. Llegamos a un collado bajo el Replà, convertido en parada por los cazadores. En toda la subida, sólo hemos visto un camino que marchaba de llano hacia la derecha. A partir del collado, el camino pierde toda su categoría y parece cada vez más un camino de animales aprovechado por los cazadores.

Una bañera de jabalís en el Replà

Salimos en la artiga del Replà, una zona antigua de cultivo, bien orientada pero lejos del pueblo. Echamos en falta una barraca pero no conseguimos encontrarla. Pasamos a la umbría, caminando hacia el camino que cruza el Mal Pas (ver salida del 6/12/2013). Entramos en el hayedo. En alguna ocasión he hablado del ambiente especial que se puede respirar en estos bosques. Basta con serenar la mente y desplegar las antenas.

Después de saborear la atmósfera durante unos minutos, nos volvemos a poner en marcha y es en ese momento que se rompe la esterilidad en el tema de los caminos. En las cuestas, descubrimos una red de antiguas carboneras, conectada con el camino del Mal Pas. A diferencia de la red de la semana anterior, que subía los barrancos, los caminos son horizontales, recorriendo la cuesta a una altura más o menos fija, con carboneras cada cierta distancia. Cada nivel se conecta mediante un camino de enlace diagonal. Pero entre estos caminos, destaca uno que empieza a bajar con unas curvas muy marcadas.

Aquí el lector me permitirá un inciso. El camino ‘oficial’ del Mal Pas que sube esta umbría tiene un problema. El tramo bajo el Roc Blanc nunca nos ha convencido: mucha pendiente, poca definición y entra en una pista moderna (la que viene del pueblo para ir a la Collada de les Bassotes) que en el punto de enlace, no tiene pinta de haberse hecho sobre un camino antiguo. ¿Podría ser este el camino auténtico?

Decidimos seguirlo. Tiene muy buena pinta. Su trazado se pierde por un hundimiento de tierras cerca de una curva de la pista de la Collada de Bassotes pero lo recuperamos un poco más abajo. Baja con una pendiente suave al Torrent de l’Albiol, lo cruza y vuelve a entrar en la pista al otro lado. Aquí habría un enlace fácil con un camino que baja directamente al pueblo por la cara norte del Puig.

Camagrocs en su punto

Bajando por este camino bajo la pista, topamos con auténticas alfombras de ‘camagrocs’. Sería un crimen dejar pasar esta oportunidad y pasamos media hora recogiendo setas, pero probablemente podríamos haber continuado durante un par de horas más. Definitivamente, este año es el de los ‘camagrocs’. Bajamos la pista al lado del torrente, pasando por antiguos campos aterrazados con imponentes paredes cubiertas de musgo. Es un lugar muy atractivo en verano pero una nevera en invierno. Llegamos otra vez a la Font de la Baga. Ahora, sólo toca deshacer el camino de llegada hasta el coche.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,7 km; 475 metros de desnivel acumulado.

jueves, 2 de octubre de 2014

12/9/2014 – El camí ral de Berga a Bagà (2ª parte)

En la Diada, vi a la mujer de Pep y me dijo que no había bajado. “Después de darnos la lata, se queda en casa”, pienso indignado. Hoy, en el Mikado, le recriminamos su actitud poco participativa. “Un historiador tiene que ver las cosas desde la distancia”, contesta con cierta pedantería. La verdad es que no le gustan las aglomeraciones pero lo estuvo siguiendo por la tele. Para él, lo más impresionante fue ver cómo se iba formando la V: “Piel de gallina”, dice.

La semana anterior habíamos dejado a medias el tramo del camí ral entre el Far y el Túnel de Guardiola y decidimos acabarlo. También hay una red de carboneras en las cuestas que sabemos que existe pero no la hemos explorado.

El puente románico, la pequeña central eléctrica y la entrada del camí ral

Dejamos el coche cerca de la central eléctrica de Guardiola y cruzamos el puente románico. Desde la central, marcha un tramo bien conservado del camino, hasta llegar a un collado donde vuelve a perderse en las pistas de las torres de alta tensión. De nuevo, por intuición y deducción, logramos reconstruir su trazado hasta que queda aniquilado por las obras de contención de la actual carretera, pero a la misma altura y a poca distancia de donde lo dejamos la semana anterior.

El camí ral, con el muñón de uno de los antiguos postes de luz

Satisfechos de haber determinado su trazado hasta dónde se podía en este tramo, nos dedicamos a explorar todos esos caminos carboneros medio borrados. No voy a aburrir al lector con un relato pormenorizado. Basta decir que subimos y bajamos y volvimos a subir y volvimos a bajar, enlazando plazas carboneras, por caminos tapados que me dejan los brazos hechos un mapa. La historia siempre era la misma: subir por un barranco hasta la última carbonera, donde moría el camino, y abajo otra vez.

Carles y Pep adoptan una pose muy decimonónica en esta carbonera. Sólo faltan los fracs y el libro de poemas

Finalmente, ya no nos queda ningún camino por mirar, excepto uno. Sale del camí ral y pasa un collado detrás de la central para luego bajar al Torrent de l’Albiol. Yo sólo había subido hasta el collado pero, cuando lo hice hace bastantes años, había pensado que podría ser un camino importante. Pero al volver a hacerlo hoy, vemos que tiene poca categoría y demasiada pendiente; en todo caso, sería un camino para pasar unos antiguos postes de luz.

El acueducto que lleva agua a la central de Guardiola

Llegamos al puente sobre el Llobregat cerca de los pisos del Collet. Ha caído uno de los arcos al río y en su lugar hay unas tablas de madera en un estado muy regular encima de unas vigas de hierro oxidadas. Por lo visto, lleva muchos años así. Cruzamos con cuidado, esperando que el primero llegue al otro lado antes de que cruce el siguiente. En la otra orilla, hay un aviso medio borrado que reza “Prohibido el paso por motivos de seguridad” y al lado, una de las marcas amarillas de la Xarxa Lenta que sube a Sant Julià de Cerdanyola. Como la vida misma, llena de contradicciones.


Y el puente precario sobre el Llobregat, con el aviso en el poste. 

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,10 km; 540 metros de desnivel acumulado.